
¿Qué es la retinopatía diabética y cómo se clasifica?
Es un término general para denominar los trastornos de la retina causados por la diabetes mal controlada. Los primeros cambios que aparecen corresponden a pequeñas hemorragias en la retina y tortuosidad de los vasos sanguíneos, éstos no causan ningún síntoma al paciente. Después de varios meses o años sin control de la glucosa en sangre, y por lo tanto más daños en los vasos sanguíneos, la retinopatía se vuelve más agresiva y es llamada retinopatía proliferativa.
En la retinopatía diabética proliferativa, crecen nuevos vasos sanguíneos, los cuales inician en la retina, pueden crecer hacia el vítreo y posteriormente se observan en el iris (estructura que otorga el color a nuestros ojos: cafés, azules etc.), estos neovasos son frágiles y pueden romperse con facilidad al realizar esfuerzos o de manera espontánea, provocando una hemorragia que ocupa todo el interior del ojo llamada hemorragia vítrea. Esta hemorragia, generalmente tiene un inicio súbito e induce una visión muy deficiente e incapacitante. Si en esta etapa no se realiza ningún tratamiento, el siguiente paso es un desprendimiento de retina traccional, el cual necesita repararse por medio de una cirugía de retina.
El edema macular es otra variante de daño causado por diabetes. En este caso, los vasos sanguíneos de la retina tienen fugas de líquido en la zona central llamada mácula, ocasionando visión borrosa que va desde leve hasta gravemente afectada.
El glaucoma neovascular es otra complicación grave de la retinopatía diabética. Corresponde a un gran aumento de la presión en el ojo, llevando rápidamente a provocar efectos devastadores para la visión. El tratamiento inicial en este caso corresponde a gotas oftálmicas y posteriormente el implante urgente de una válvula de derivación de líquido, la cual será determinante en la disminución la presión y así evitar el daño irreversible del nervio óptico.